Cuando las personas acceden a algún tipo de préstamo o convenio crediticio, asumen la obligación de cancelar su deuda, a la que se suman intereses. Dichos intereses representan una ganancia por parte del prestador. Hoy te hablamos sobre la fórmula del interés compuesto.
Qué son los intereses
Cuando una persona, empresa, banco o país realiza un préstamo, por lo general espera obtener algún beneficio de dicha acción. Este beneficio, que en realidad es una ganancia, es lo que se conoce como ?interés? en el ámbito financiero.
Obviamente, el interés recae sobre el usuario que ha recibido el préstamo, y que, al igual que los prestamistas, puede ser una persona, una empresa o un Estado.
No obstante, es posible que los intereses aumenten más de lo previsto si el deudor, es decir, quien ha recibido el préstamo, se retrasa en la fecha estipulada para abonar las cuotas del mismo. Esto significa que existe morosidad en el pago.
Al suceder esto, los intereses a cancelar se hacen más altos de lo originalmente establecido. Es por ello que toda persona que accede a un préstamo, debe contar con la solvencia financiera suficiente para pagar las cuotas disciplinadamente.
Sin embargo, los intereses también pueden representar un rendimiento que obtiene un inversionista sobre un dinero que ha mantenido depositado, es decir, que no solo se manejan como elementos de una deuda.
Tipos de préstamos
A nivel financiero, un préstamo consiste en una cantidad de capital que es cedida temporalmente por un financista a un usuario, que puede ser un inversor o simplemente una persona que requiere dinero fresco para satisfacer una necesidad inmediata.
De esta forma, existen varios tipos de préstamos, pero hoy nos limitaremos a aquellos de carácter personal. Los más comunes son los siguientes:
Préstamos personales
Un préstamo personal es aquel que se da entre dos personas naturales, o entre un banco y una persona natural. El monto establecido suele ser relativamente bajo, y sirve para que la persona cubra alguna necesidad inmediata.
Por ejemplo, suele usarse para pagar otra deuda, realizar compras, hacer un viaje, pagar estudios, entre otras cosas.
Préstamos hipotecarios
Este tipo de crédito se encuentra entre los más populares del sector bancario. Se utiliza para ejecutar la compra-venta de un inmueble, cuando el interesado no posee el dinero suficiente para lograrlo por sí mismo.
Mientras el deudor cancela el monto del préstamo, pago que puede efectuarse durante varios años, la propiedad del inmueble recae sobre el acreedor, es decir, el banco. Por lo tanto, si existiese algún motivo legal válido, el banco puede tomar el control pleno de la vivienda..
Préstamos vehiculares
Como su nombre lo indica, un préstamo de este tipo se utiliza para la adquisición de un vehículo. Si bien cada banco tiene su política en este ámbito, lo usual es que estos préstamos permitan adquirir autos nuevos o usados, aunque, de ser usados, solo se admite hasta cierto año de antigüedad.
En este caso, sucede algo similar a los préstamos hipotecarios, ya que el vehículo se mantendrá bajo propiedad del banco hasta tanto el crédito sea pagado, para lo cual se permiten plazos que suelen variar entre 1 y 5 años.
Tarjetas de crédito
Aunque no lo parezca, las tarjetas de crédito son una forma de préstamo. De hecho, se encuentran entre las más comunes del mundo, y muchas veces sus usuarios no tienen conciencia de lo que esto significa, ya que su uso suele no ser responsable.
Estas tarjetas cuentan con un límite máximo disponible, y sus usuarios pueden gastarlo como les parezca. Sin embargo, estos quedan en la obligación de cancelar el monto usado antes de la fecha de corte, ya que, de lo contrario, empezará a acumular intereses.
En ocasiones, las tarjetas de crédito pueden convertirse en un dolor de cabeza para aquellas personas que no poseen una buena organización de sus finanzas personales.
El interés compuesto
Habiendo conocido lo que es el interés y lo que son los préstamos, es importante observar el interés compuesto.
Este tipo de interés no es más que una capitalización que ocurre como resultado de la reinversión de los intereses obtenidos al final de cada periodo de financiación, y que se agregan al capital inicial.
Su fórmula indica que el capital final es igual al capital inicial multiplicado por la suma de 1 más la tasa de interés.
Por último, si alguien está interesado en invertir capital o solicitar un préstamo, y no tiene claridad sobre el interés compuesto, lo más recomendable es buscar los servicios de un asesor financiero, quien brindará la orientación necesaria en este caso.